La fluorescencia del plumaje de algunas aves podría ayudarles a comunicarse en la oscuridad de forma discreta. Así lo sugiere un estudio realizado en Doñana con el chotacabras cuellirrojo, una especie nocturna con pigmentos que se activan con la luz ultravioleta.
Según el programa Noctua, de la organización conservacionista SEO/BirdLife, la población de lechuzas ha descendido un 13% desde 2005. El trabajo, realizado por 450 voluntarios, revela que en la mayoría del territorio español, exceptuando Castellón y Cataluña, el número de estas rapaces ha disminuido. Además, han estudiado a otras especies asociadas, como grillos y grillotopos que son la base de la dieta de estas aves, y han observado también un descenso de estos insectos en el país.
Un equipo de científicos españoles ha mostrado la primera evidencia de que las aves nocturnas usan las señales visuales en la comunicación con sus crías para alimentarlas. Los científicos analizaron una población de autillos (Otus scops), una rapaz de tamaño mediano con hábitos estrictamente nocturnos, que se reproduce en cajas nidos en la Hoya de Guadix, en Granada.
Pollos de autillo (Otus scops).