Recibir una alerta ante cualquier patrón de conducción agresivo, saber el gasto de combustible y los niveles de CO2 emitidos, valorar el dinero que nos gastamos en un trayecto y conocer las zonas urbanas que nos generan más estrés al volante. Estas son algunas de las prestaciones de la nueva versión de Driving Styles, una aplicación desarrollada por investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia, que actualmente ya se han descargado más de 5.000 conductores.
Un testigo luminoso rojo en el salpicadero puede indicar que debe detener su coche de inmediato o que conduzca con precaución hasta el taller más cercano. ¿Cómo saber qué hacer sin tener que acudir al manual de instrucciones? Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid han participado en el desarrollo de una aplicación para smartphones y tabletas que, traduciendo la información a fórmulas algebraicas y razonando sobre ellas, informa al conductor de los pasos que tiene que seguir cuando un icono indica una avería. El objetivo es ajustar este prototipo a un modelo concreto de coche.
Un automóvil de gasolina funciona mejor con una mezcla de hasta un 20% de etanol sin tener que modificar el diseño del motor, según un estudio de investigadores de la Universidad de Salamanca. El equipo realiza simulaciones por ordenador que ayudan a analizar el comportamiento de los motores de combustión y, en este caso, han logrado ratificar lo que apuntan los modelos experimentales.
Seguridad, sostenibilidad y mejora del servicio al usuario son algunos de los conceptos que marcarán a las autopistas del futuro. Así lo consideran los participantes en el proyecto Oasis, un Cenit (Consorcios Estratégicos Nacionales de Investigación Tecnológica) de cuatro años de duración y 30,5 millones de euros de presupuesto del que forman parte cuatro representantes vallisoletanos: Cartif, Cidaut, GMV y la Universidad de Valladolid.
Una tesis doctoral de Cristina López Caro, investigadora de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) utiliza metodologías que miden la satisfacción de los consumidores de automóviles. La conclusión es que muchas empresas no ven la estrecha relación entre las mediciones de la satisfacción y los resultados económicos.