Las especies exóticas marinas, entre ellas las macroalgas, se expanden rápido, provocan efectos nocivos en las especies autóctonas, y afectan cada vez más a la diversidad de los fondos del Mar Mediterráneo. Algunas especies nativas, como el erizo de mar (Paracentrotus lividus), podrían luchar contra la invasión, pero solo en una fase inicial o cuando las densidades de algas son muy bajas.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) estudian la utilidad de la vegetación autóctona y sus dinámicas naturales para la recuperación de territorios con un elevado contenido de metales pesados. Utilizan la cuenca del Río Tinto como ejemplo fundamental para su estudio.