Los minerales arcillosos descubiertos en el cráter Gale de Marte por el rover Curiosity son capaces de preservar compuestos orgánicos durante largos periodos de tiempo. Ahora científicos del Centro de Astrobiología han comprobado en cámaras de simulación que una breve exposición a fluidos ácidos complicaría enormemente la preservación de estos compuestos, algo a tener en cuenta en la búsqueda de vida en el planeta rojo.
Un equipo de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales ha analizado en minas abandonadas cómo el arsénico, el plomo, el zinc o el cobre, que tienden a quedar retenidos y estables al asociarse con el óxido de hierro, acaban siendo transportados, por lo que pueden contaminar zonas alejadas de los focos de emisión de contaminantes. La unión de estos componentes al óxido de hierro y de este a la arcilla hace que estos elementos químicos se movilicen fácilmente. De este modo, es difícil saber dónde pueden terminar estas sustancias químicas peligrosas.
En Marte aparecen las huellas que dejaron antiguos ríos y lagos, pero ¿cómo pudo haber abundante agua líquida si los modelos atmosféricos indican que el clima era demasiado frío? Un análisis de las arcillas marcianas sugiere que pudieron formarse en periodos cortos más cálidos y húmedos del planeta rojo dentro de un contexto frío general.
Un equipo de científicos ha patentado un nuevo material con propiedades fertilizantes para cultivos a partir de la mezcla de arcilla y desechos procedentes de diferentes industrias. Han conseguido un producto con mayor capacidad aislante y de retención de agua que los utilizados actualmente. Además, el procesado de los restos se realiza de una manera más sostenible y con menor coste.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid han combinado un semiconductor de cerio y titanio con una arcilla comercial. El resultado es un material que podría actuar como fotocatalizador en la purificación de aguas, empleando la radiación solar como fuente de energía.