Investigadores del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica han constatado que gran parte de la capacidad antioxidante del fruto se encuentra en el aquenio o pepitas. Para conocer su repercusión, los científicos han realizado una simulación in vitro de lo que sucede durante el proceso de digestión en el organismo.