La latitud es el principal factor que determina la concentración de contaminantes orgánicos en los petreles gigantes del océano Sur –especies emblemáticas de las regiones antártica y subantártica–, según la Universidad de Barcelona. El nuevo estudio analiza el impacto de los contaminantes orgánicos persistentes, compuestos tóxicos y de alta permanencia en el medio ambiente que se bioacumulan en los organismos, en las aves oceánicas presentes en un gradiente de áreas de diferente latitud en el océano Sur.
Las regiones antárticas son laboratorios naturales para estudiar la biodiversidad y el impacto del cambio climático. En la Antártida, algunos ecosistemas marinos son especialmente vulnerables a la acidificación del océano, causada por un exceso de emisiones de CO2 a la atmósfera. Estudiar los briozoos antárticos –invertebrados marinos que viven en colonias y forman esqueletos mineralizados– puede abrir nuevas perspectivas para comprender los efectos globales de la acidificación en los océanos.