Investigadores de la Universidad de Georgetown (EE UU) han descubierto que una región primitiva del cerebro, el colículo superior, provoca conductas defensivas como un sobresalto exagerado, hipervigilancia, acobardamiento y huida. Los resultados de su trabajo muestran también que la interacción de esta estructura con la amígdala podría suponer un avance en el tratamiento de los trastornos de ansiedad.