Entender las razones del comportamiento de una persona es difícil. Sin embargo, un equipo científico ha demostrado que se pueden conocer identificando las regiones del cerebro que se activan cuando una acción se realiza por empatía o solo para devolverle un favor a otro.
¿Aceptaría un reparto donde a usted le dieran una golosina y a otra persona cuatro? ¿Y si fuera al revés? Un equipo de científicos se lo ha planteado a más de 1.600 niños de siete países de entre cuatro y quince años, y han encontrado una respuesta negativa unánime ante las desigualdades y el abuso de poder. Algunos incluso protestaban aunque salieran ganando.
Un reciente estudio sobre 1.170 niños de seis países podría acabar con la idea de que enseñanza religiosa y valores morales van de la mano. Según el trabajo, los niños criados en entornos familiares religiosos tienden a mostrarse menos generosos que los de familias no creyentes, además de ser más severos a la hora de entender y aplicar los castigos.
Según el estudio de Current Biology, los niños educados en hogares religiosos son menos generosos y altruistas que los niños de familias ateas o agnósticas. / Fotolia
La manipulación se considera a menudo como un comportamiento moralmente repudiable, sin embargo podría ser responsable de los orígenes evolutivos de la conducta altruista, según un estudio que publica la revista The American Naturalist.
El altruismo es una de las características que diferencia el comportamiento humano del animal, según ha explicado hoy Manuel Soler, presidente de la Sociedad Española de Biología Evolutiva, en la Universidad de Zaragoza. Para este científico, la actitud altruista que presentan los animales, de colaboración con sus semejantes, como las hormigas, no es verdaderamente altruista, ya que con su trabajo contribuyen a criar a sus hermanos, garantizando así la continuidad genética de su especie.