Un reciente estudio sobre 1.170 niños de seis países podría acabar con la idea de que enseñanza religiosa y valores morales van de la mano. Según el trabajo, los niños criados en entornos familiares religiosos tienden a mostrarse menos generosos que los de familias no creyentes, además de ser más severos a la hora de entender y aplicar los castigos.