Iniciarse en el consumo de alcohol entre los once y los trece años se relaciona con un mayor riesgo de sufrir alteraciones psicológicas en el futuro, según revela un estudio en el que participa la Universidad Complutense de Madrid. Los síntomas más frecuentes de los más de 3.000 adolescentes que participaron en la investigación fueron malestar corporal, hostilidad y agresividad.