El buque alemán de investigación Polarstern recorre miles de kilómetros desde el hemisferio norte hasta el sur en busca de muestras biológicas, pero con él viajan organismos que se adaptan a temperaturas de agua extremas y que podrían invadir los lugares a los que el rompehielos les lleva. Al analizar el ADN presente en el agua de carga de este barco, un equipo de científicos muestra la primera evidencia molecular de la persistencia del ADN de un diminuto caracol marino, tolerante a condiciones adversas.