Depresión, ansiedad, trastornos graves de la personalidad o el doble de riesgo de intentos de suicidio son algunas de las consecuencias del maltrato infantil en la edad adulta. Los profesionales insisten en la importancia de visibilizar estas conductas y optimizar el acceso a tratamientos psicológicos especializados.
Tras sufrir abusos durante la infancia y la adolescencia, las disfunciones sexuales son significativamente más frecuentes entre las mujeres afectadas, con menor satisfacción sexual percibida, menor confianza y más dificultades de comunicación con la pareja. Así concluye un nuevo estudio publicado en Gaceta Sanitaria.