Las últimas semanas han sido una locura para los biólogos especialistas en mosquitos, como yo. Nunca antes habíamos recibido tantas peticiones para que nos pronunciásemos sobre qué puede suponer para la salud mundial una enfermedad transmitida por mosquitos, el virus Zika. Con toda esta cobertura informativa, resulta sorprendente que ninguno de los candidatos a la presidencia de EE UU se haya aprovechado (todavía) de la repercusión mediática relacionada con el zika. Pero, ¿representa en realidad el zika esa gran amenaza para nosotros y nuestros hijos?
La microcefalia ya no es el único mal vinculado con el virus del Zika. Desde hace semanas son varias las investigaciones que alertaban de una posible relación con el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno poco común que hace que el sistema inmunitario ataque el sistema nervioso periférico. Un nuevo estudio confirma ahora estos resultados: si 100.000 personas fueran infectadas con zika, 24 desarrollarían el síndrome.
El virus del zika es una emergencia internacional de salud pública y el mosquito que lo transporta coloniza cada vez más territorios. Este pequeño viajero, que tiene sus mejores aliados en los desplazamientos humanos y el cambio climático, lleva siglos especializándose en picar a nuestra especie. Brasil ha puesto en marcha al ejército contra él. Los científicos buscan soluciones más sofisticadas, como liberar ejemplares estériles, infectarlos con bacterias o manipularlos genéticamente.
Desde octubre se han registrado en Brasil más de 4.000 casos sospechosos de bebés nacidos con microcefalia, un trastorno neurológico que se ha asociado con el virus del Zika. Débora Diniz (Maceió, 1970), antropóloga brasileña experta en bioética, feminismo y derechos humanos y salud, nos explica la crisis a la que se enfrenta el país, uno de los más restrictivos del mundo en legislación sobre el aborto y en el que se aconseja a las mujeres posponer su maternidad.
Ante la emergencia sanitaria que ha generado la expansión del zika, un sector de la comunidad científica mira hacia el vector que la transmite: el mosquito Aedes aegypti. Los expertos proponen controlar a las hembras, responsables de las picaduras, con la herramienta de edición del genoma CRISPR-Cas9. Estas tijeras moleculares permitirían reasignarles el sexo para convertirlas en inofensivos machos.
La Organización Mundial de la Salud ha declarado la actual epidemia por el virus del Zika como “emergencia de salud pública de importancia internacional” debido, fundamentalmente, al conglomerado de casos de microcefalia y otros trastornos neurológicos notificados, en gran medida, en Brasil. En el caso de las embarazadas infectadas, se requiere un control ginecológico y obstétrico adecuado para determinar la aparición de posibles malformaciones en el feto. En este contexto, la necesidad de inversión en investigación en agentes infecciosos emergentes es apremiante.