Dicen que la primavera la sangre altera, y el sistema inmune, también. Picores, irritación, estornudos y dificultad para respirar trastornan el bienestar de quienes sufren los estragos del polen. Es solo uno de los agente externos ante los que nuestro ejército inmunitario muestra una reacción exagerada, y cada vez hay más afectados: en 20 años, la mitad de la población española será alérgica a alguna sustancia.