El 26 de abril de 2019 los detectores LIGO (EE UU) y Virgo (Italia) registraron la que podría ser la primera señal observada hasta ahora de ondas gravitacionales procedentes de la colisión de un agujero negro y una estrella de neutrones. Si se confirma, sería un acontecimiento largamente esperado por los astrofísicos.
Los detectores gemelos del proyecto LIGO en Estados Unidos y el de Virgo en Europa comienzan el 1 de abril su tercer periodo de observación de ondas gravitacionales. Uno de los objetivos es encontrar las ondulaciones del espacio-tiempo procedentes de la colisión de un agujero negro y una estrella de neutrones.
La colaboración científica LIGO y Virgo ha anunciado la detección de cuatro ondas gravitatorias fruto de la fusión de agujeros negros de masa estelar. La Universitat de les Illes Balears ha contribuido a la observación y análisis de las señales. Los observatorios publican el primer catálogo de acontecimientos de ondas gravitacional.
Las colaboraciones científicas LIGO y Virgo han detectado ondas gravitacionales procedentes de la fusión de dos agujeros negros, inaugurando una nueva era en el estudio del cosmos. ¿Pero y si esas ondulaciones del espacio-tiempo no las hubieran producido agujeros negros, sino otros objetos exóticos? Físicos españoles presentan una alternativa: agujeros de gusano, que se pueden atravesar para aparecer en otro universo.
Cuando los agujeros negros chocan entre sí, provocan un fenómeno tan violento que su eco es capaz de llegarnos miles de millones de años después a través de ondas gravitacionales. El análisis de estas señales nos permite saber cómo nacieron estos gigantes del cosmos. Dos premios Nobel de Física de este año avanzan a Sinc lo que llegaremos a conocer sobre estos misteriosos cuerpos en los próximos años.
Este lunes se ha hecho público un anuncio científico espectacular: la primera detección de ondas gravitacionales y radiación procedentes de la colisión de dos estrellas de neutrones. Investigadores españoles forman parte de la colaboración científica LIGO-Virgo que ha liderado el descubrimiento, así como de algunos de los cerca de 70 observatorios espaciales y terrestres que han participado en este hito.
La colaboración entre el observatorio estadounidense LIGO y el europeo Virgo ha hecho posible la detección de una onda gravitacional, una distorsión del espacio-tiempo, por cuarta vez. La observación se produjo el pasado 14 de agosto y se relaciona con los momentos finales de la fusión de dos agujeros negros con masas alrededor de 31 y 25 veces la del Sol, a unos 1.800 millones de años luz de distancia.
Espejo separador de haces del detector VIRGO.