Un gran seísmo sacudió Turquía y Siria a comienzos de febrero y se cobró más de 50.000 vidas. Desde que existen registros, el terremoto con más víctimas del que se tiene constancia ocurrió en China en 1556, con cerca de 830.000 fallecidos, mientras que en Chile se detectó en 1960 el de mayor magnitud: 9,5. Los cinco más fuertes se asocian con devastadores tsunamis.
Dos nuevos terremotos han vuelto a sacudir Turquía en la noche de ayer. A la vista de estas réplicas y de los efectos tan catastróficos de estos fenómenos, cabe preguntarse por qué la ciencia no es capaz de saber cuándo y en qué lugar se producirán. Las nuevas técnicas de procesamiento masivo de datos mejoran la prevención sismológica, pero sigue siendo un desafío predecirlos.
Dos temblores de magnitudes 6,4 y 5,8, respectivamente, han tenido lugar en la noche del lunes en la provincia turca de Hatay. La catástrofe ha ocurrido dos semanas después de los seísmos que dejaron más de 40.000 fallecidos.
Los devastadores terremotos del sur de Turquía y el norte de Siria han dejado ya más de 46.000 muertos, pero lo peor puede estar aún por venir. Los supervivientes se enfrentan ahora a riesgos sanitarios que van desde las complicaciones que pueden sufrir por las fracturas y amputaciones, a enfermedades infecciosas y brotes de cólera por la destrucción de los sistemas de saneamiento. Además, el coronavirus puede ser una nueva amenaza en esos lugares, debido al hacinamiento en los refugios.
La respuesta a la pregunta de si se aprendió algo de los grandes terremotos de 1999 y 2011 en Turquía es clara: se aprendió, y mucho. Los ingenieros y arquitectos turcos disponen del conocimiento para diseñar y construir edificios resistentes a terremotos. Los han sufrido históricamente. Saben qué se puede hacer, y qué no, para una edificación segura. Desafortunadamente, este conocimiento no se ha llevado a la práctica.
Una vez más la Tierra nos recuerda que no habitamos un planeta estático, y que sus procesos geodinámicos golpean a nuestra sociedad dramáticamente con una tozuda recurrencia. Tras la activación de varias fallas, los movimientos sísmicos que han afectado a Turquía y Siria han producido aceleraciones en el suelo con valores especialmente altos, lo que podría explicar la gran cantidad de daños, con la pérdida de miles de vidas humanas.
El seísmo, de magnitud 7,8, ha tenido lugar en la falla de Anatolia oriental, afectando al sur de Asia Menor. Los autoridades turcas y sirias han contabilizado inicialmente centenares de fallecidos, pero los expertos estiman una cifra final de miles de muertos.
La profesora Eva Østergaard-Nielsen, de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha sido una de las beneficiarias de las becas Consolidator Grants, que otorga el Consejo Europeo de Investigación. Su proyecto estudiará en qué medida los emigrantes influyen en las prácticas e ideas democráticas de sus familias y amigos en los países de origen.
La matemática turca Betül Tanbay (Estambul, 1960) ha sido nombrada este año miembro del comité ejecutivo de la Sociedad Matemática Europea. Sin embargo, no pudo asistir a su toma de posesión en Berlín tras el intento de golpe de estado en su país el pasado mes de julio. La hasta hace unos meses presidenta de la Sociedad Matemática Turca y activista por los derechos humanos no ve el futuro muy halagüeño.