Es una de las plagas más dañinas para los viñedos de la península ibérica. Detrás del problema conocido como 'tornillo de la vid' está el insecto Xylotrechus arvicola, que tiene aspecto de avispa y perfora las cepas por dentro. Una investigación de la Universidad de León revela ahora aspectos básicos de su biología y da paso a soluciones que pueden ser biológicas. Los científicos creen que un hongo puede ser la clave para acabar con este problema.
Un grupo de científicos del Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias (Ciale) de la Universidad de Salamanca está trabajando con un género de hongos denominado 'Trichoderma', que defiende a muchas plantas de numerosos organismos patógenos y que, según investigaciones recientes, tiene también una influencia positiva en el crecimiento de cultivos de interés agronómico como el tomate y el pepino. En concreto, los investigadores han determinado que una proteína de este hongo estimula el crecimiento de las raíces y, por lo tanto, aumenta la aportación de nutrientes a los cultivos.
Un grupo de investigación de la Universidad de Salamanca trabaja para combatir la verticilosis del olivo, una enfermedad que se ha convertido en una gran amenaza para uno de los cultivos más importantes de España desde el punto de vista económico. La aportación de los científicos se centra en el desarrollo de un método de control biológico: un hongo denominado Trichoderma que podría defender a los olivos del hongo causante de la enfermedad, Verticillium.
Investigadores del Instituto de la Viña y el Vino de Ponferrada, un centro de investigación adscrito a la Universidad de León, han comenzado el desarrollo de un hongo transgénico que sirva de sustituto de otro que causa la mayoría de los aromas fúngicos del vino, un mal olor que puede reducir la calidad de este producto. El desarrollo de este organismo modificado genéticamente tiene un importante obstáculo bioético y legal: está prohibido el uso de organismos alterados por el hombre para la alimentación humana. Para salvar este problema, los científicos plantean formas para evitar que este hongo permanezca en la botella.
El corcho es el material tradicionalmente utilizado para cerrar las botellas de vino. Antes de su extracción de la corteza del alcornoque o durante el proceso industrial que convierte a esta materia prima en tapón, el corcho puede adquirir substancias de origen microbiano que causan en el vino olores desagradables, a rancio y húmedo, los primeros que se perciben. Los más importantes aromas fúngicos, como se denominan técnicamente estos malos olores, son producidos por cloroanisoles, compuestos volátiles. El mayor productor es el hongo Trichoderma longibrachiatum.
La Patagonia oriental, la parte más austral del Cono Sur, es un basto territorio cubierto en gran parte por un suelo pobre y árido. En ese terreno yermo, una iniciativa argentina pretende realizar cultivos energéticos para la elaboración de biomasa. A unos 14.000 kilómetros de distancia, en la Universidad de Salamanca, el catedrático Enrique Monte está aplicando algunos de los genes del hongo Trichoderma a plantas modelo para lograr que estos vegetales sobrevivan en ese medio hostil.