Gracias a esta nueva vista de Sagitario A*, la red global de radiotelescopios EHT revela la existencia de fuertes campos magnéticos girando en el borde del agujero negro supermasivo de la Vía Láctea. En el centro de la galaxia M87 ya se detectó algo parecido, lo que sugiere que estos potentes campos magnéticos pueden ser comunes a todos los agujeros negros.
Un equipo de astrónomos y astrónomas ha identificado la señal de una burbuja caliente de gas orbitando en torno a Sagitario A*, el agujero negro supermasivo de la Vía Láctea. Su órbita es tan grande como la de Mercurio, pero la completa en poco más de una hora, lo que supone moverse a aproximadamente el 30 % de la velocidad de la luz.
La primera imagen directa del agujero negro en el centro de nuestra galaxia muestra un ‘monstruo’ que devora materia a ritmo lento, está girando, y su eje de giro apunta a solo 30 grados de nosotros. El resultado prueba que el tamaño del agujero negro es proporcional a la masa que contiene, confirmando la teoría de la relatividad general. Xavier Barcons, director general de ESO, valora el nuevo hallazgo.
La primera imagen histórica del agujero negro del centro de nuestra galaxia no es muy diferente a la de M87* que vimos hace tres años, una coincidencia que ya predecía la relatividad general de Einstein. Ahora el reto de la colaboración científica EHT que las ha captado es grabar una ‘película’ de estas oscuras sombras y su brillante anillo de gas, según han explicado algunos de sus miembros en la sede del CSIC en Madrid.
La red global de radiotelescopios EHT se ha unido para formar uno del tamaño de la Tierra y observar, por primera vez, a Sagitario A*, el agujero negro supermasivo situado en el corazón de la Vía Láctea. En este descubrimiento revolucionario han participado varias instituciones científicas españolas.
Con la ayuda del instrumento GRAVITY del Very Large Telescope, se han obtenido las imágenes más profundas y nítidas conseguidas hasta ahora de la región que rodea al agujero negro supermasivo situado en el centro de la Vía Láctea. Al rastrear las estrellas de ese entorno se ha descubierto una nueva.
Las predicciones sobre la existencia de agujeros negros se remontan al siglo XVIII, pero fue en el XX cuando Roger Penrose demostró que son una consecuencia de la relatividad general, lo que le ha valido el Premio Nobel de Física compartido con Reinhard Genzel y Andrea Ghez. El director general del Observatorio Europeo Austral analiza para SINC la trascendencia de estos logros, que han llevado a descubrir el enorme agujero del centro de nuestra galaxia.
Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía y la Universidad de California han encontrado en el centro de nuestra galaxia un extraño grupo de objetos a mitad de camino entre estrellas y nubes de gas. Podrían ser estrellas fruto de una fusión estelar e 'hinchadas' por las condiciones de gravedad extremas que rodean al agujero negro Sagitario A* del centro galáctico.