Hace más de 360 millones de años, los vertebrados poblaban los océanos, ríos y lagos del planeta, incapaces de establecerse en tierra. Para conseguir salir del agua, la cola de estos animales resultó fundamental para moverse por la superficie, especialmente en las pendientes, ya que les permitió impulsarse hacia arriba y no resbalar. Este es el principal resultado de un estudio estadounidense que arroja luz sobre el origen de la vida terrestre.