La labor de Pep Torres (Barcelona, 1965) como inventor de los artilugios más variopintos, desde una máquina expendedora que hace pedalear al usuario para obtener refrescos o patatas fritas a una caja de cerillas que los niños no pueden abrir, ha pasado a un segundo plano desde que puso en marcha hace dos años el Museo de ideas e Inventos de Barcelona (MIBA). Se trata, según Torres, de un museo único en su género en el mundo, que fomenta la creatividad y la innovación en niños y adultos.