El neurólogo Oliver Sacks falleció el pasado 30 de agosto a los 82 años, después de una vida dedicada a la neurociencia, a sus pacientes y a la divulgación científica, sin olvidar la docencia. Su forma de describir los trastornos, tomando las experiencias del paciente como punto central, es un recurso que los profesores utilizamos para desarrollar en nuestros alumnos, futuros profesionales de la salud, la empatía que les será imprescindible en su carrera.
Ayer se hizo pública una noticia que, no por esperada, ha sido menos triste. Oliver Sacks, escritor y neurólogo, fallecía a los 82 años a causa de un cáncer terminal. Autor de libros como Despertares o El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, Sinc se une a la admiración por su obra y sus investigaciones.
Todas las culturas humanas sienten con la música. Las regiones del cerebro implicadas en el reconocimiento de la melodía y el ritmo están fuertemente conectadas con el sistema límbico, que rige las emociones. Los científicos creen que la música ha estado implicada en la evolución de las relaciones afectivas y que lo que nos gusta de las melodías tristes es que, en realidad, nos hacen sentir bien.