Científicos del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCYL) han dado un paso importante para modular el dolor. Un trabajo con roedores modificados genéticamente confirma la implicación de ciertas proteínas en la sensibilidad y abre la puerta a tratamientos frente al dolor crónico.
Científicos del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) publicarán en el número de abril de la revista científica Traffic una investigación que aporta nuevas claves sobre la sensibilidad al dolor. En concreto, el equipo ha estudiado el papel de unas proteínas denominadas neurotrofinas que favorecen la supervivencia de las neuronas, aportando importantes detalles sobre cómo se relacionan con las células y, en particular, con neuronas que detectan el dolor.
imagen de una motoneurona, neuronas que inervan, es decir, contactan con los músculos y provocan la contracción de los mismos.