Jerrie Cobb. Aunque probablemente su nombre no les diga mucho, esta intrépida mujer fue una de las principales defensoras de una idea que hasta no hace mucho parecía una locura: que las mujeres podían ser astronautas. La historia tiene otros dos protagonistas: el médico William R. Lovelace y el general Donald Flickinger, y se desarrolla en los primeros años de la carrera espacial en EE UU.