La especie invasora, Rhodeus amarus, todavía no ha llegado a la península ibérica pero todo apunta a que lo hará pronto. Un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales destaca que este pez invasor, para desovar, parasita a las náyades, entre ellas a Margaritifera auricularia, una especie en peligro crítico de extinción.