Esta técnica no invasiva, desarrollada por investigadores españoles, consiste en un análisis que posibilita la detección de presencia del ADN liberado por las células tumorales a la sangre.
Investigadores españoles han analizado la relación entre los ácidos grasos en sangre y la densidad mamográfica en casi 1.400 mujeres premenopáusicas. Los resultados apuntan una relación entre los niveles elevados de ácidos grasos saturados y trans con una mayor densidad mamaria, factor de riesgo para el cáncer de mama.
El cambio hacia la mamografía digital, en la que la película de rayos X es reemplazada por sistemas electrónicos más precisos, ha mejorado los índices de detección del cáncer de mama, pero también ha aumentado la tasa de sobrediagnóstico. Según indica un estudio llevado cabo en EE UU, esto puede conducir a que más mujeres sean sometidas a biopsias innecesarias para dolencias benignas.
Investigadores de la Universidad Rovira i Virgili en Tarragona han creado un programa que permitirá reducir el número de falsos positivos cuando se detectan tumores a partir de las mamografías. El avance, que alcanza una fiabilidad del 99%, se ha logrado por la combinación de diferentes métodos de análisis de textura mediante visión por computador, con la que se analiza este tipo de pruebas radiológicas.
Tras revisar toda la literatura científica, investigadores de 16 países han evaluado los efectos preventivos y adversos de los distintos métodos de detección del cáncer de mama. Los resultados, publicados hoy en el New England Journal of Medicine, sostienen que los beneficios de las mamografías son mayores que sus efectos negativos en mujeres entre 50 y 69 años.
El debate sobre las mamografías lleva abierto más de 25 años, cuando un estudio canadiense cuestionó su eficacia. Los métodos de aquel trabajo se consideraron inadecuados; sin embargo, en 2014 se han publicado los resultados acumulados desde entonces, que cuestionan la utilidad de estos escáneres. Los especialistas consultados por Sinc son tajantes: mamografías sí, bien hechas y en los plazos establecidos.
Una nueva investigación analiza la influencia de ciertas características del nacimiento y la infancia de las mujeres con su densidad mamográfica, un importante marcador de riesgo para los tumores mamarios. Los resultados revelan que las nacidas de madres con más de 39 años y aquellas que eran más altas y delgadas que la mayoría antes de la pubertad presentan mayor densidad mamaria y, con ello, mayor probabilidad de sufrir este cáncer.
Una investigación en la que ha participado el Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca ha revelado el papel de un nuevo gen en el cáncer de mama, en concreto, acerca de su utilidad para realizar un pronóstico de la evolución de la enfermedad. Jesús Pérez Losada, investigador del CIC, es uno de los firmantes de este trabajo, que acaba de ser publicado en la revista científica Journal of Clinical Oncology y que se enmarca en su línea de investigación sobre la influencia de la genética en cáncer esporádico, es decir, el causado por factores ambientales, que es el mayoritario.
Las mujeres con una densidad igual o mayor al 75% en una mamografía tienen de cuatro a cinco veces más de riesgo de cáncer de mama que las mujeres con una densidad inferior o nula. Así lo indica un nuevo estudio, hecho público en la 101ª reunión anual de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer, que define la densidad mamográfica como uno de los biomarcadores más importantes para este tipo de cáncer.