Cédric Villani Brive-la-Gaillarde (Francia, 1973) es uno de los matemáticos vivos más conocidos dentro y fuera de la comunidad científica. Actual director del Instituto Poincaré, en 2010 obtuvo el máximo reconocimiento de la disciplina –la medalla Fields– por sus trabajos en el campo del amortiguamiento de Landau y la ecuación de Boltzmann. Un día antes de su conferencia plenaria en el X Congreso del Instituto Americano de Matemáticas (AIMS), recientemente celebrado en Madrid, hablamos con él de su polifacética carrera.
Manjul Bhargava (1974, Canadá) se convirtió el pasado 13 de agosto en el primer matemático de origen indio que gana una medalla Fields. Criado y educado en EE UU, obtuvo su doctorado bajo la dirección de Andrew Willes, famoso por demostrar el último teorema de Fermat. Poco después, con 28 años, Bhargava se convirtió en el segundo catedrático más joven de la historia en Princeton. Allí enseña teoría de números a través de juegos de magia y música, su otra gran pasión. De hecho, toca la tabla, un instrumento de percusión hindú que también le ayuda a despejar su mente cuando se atasca con algún problema matemático. En los últimos años ha hecho importantes avances en soluciones de curvas elípticas, que intrigan a los expertos en teoría de números desde hace más de un siglo.
Existen varias hipótesis para explicar el hecho de que las matemáticas, una disciplina de enorme relevancia en el desarrollo cultural del mundo, no estén galardonadas con el más prestigioso de los premios a la labor intelectual humana. Los más noveleros creen que la amante de Nobel le puso los cuernos con un matemático. Sería un buen cotilleo pero, en esta ocasión, la explicación menos interesante es la más probable.
La matemática iraní Maryam Mirzakhani, profesora en la Universidad de Stanford (EE UU), se ha convertido en la primera mujer que recibe la medalla Fields, considerada el Nobel de las matemáticas, "por sus avances sobresalientes en las superficies de Riemann y sus espacios modulares". Comparte el galardón con otros tres investigadores, entre ellos el primer latinoamericano que lo obtiene, el francobrasileño Artur Avila, según se ha anunciado hoy durante el Congreso Internacional de Matemáticas en Seúl, Corea.
El matemático japonés galardonado con la medalla Fields en 1990 ha sido elegido para ostentar la presidencia de la IMU en su Asamblea General, celebrada en Gyeongju (Corea del Sur) antes del inicio del Congreso Internacional de Matemáticos (ICM) en Seúl. El próximo ICM tendrá lugar en 2018 en Rio de Janeiro y será el primero celebrado en Latinoamérica y en el hemisferio sur.
Investigadores del University College de Londres han desarrollado una ecuación para conocer el grado de felicidad en cada momento según las recompensas y previsiones que se hacen con antelación. El modelo, probado mediante una app móvil en más de 18.000 personas de todo el mundo, apunta que las propias expectativas influyen en la felicidad, que es mayor cuando los resultados son mejores de lo esperado.
Un estudio sobre 3.000 pares de gemelos británicos de doce años revela que la mitad de los genes que influyen en la lectura también juegan un papel en el rendimiento matemático. Estas capacidades son altamente heredables, pero esto no significa que los padres no puedan hacer nada al respecto si su hijo tiene dificultades de aprendizaje.
Aunque su sueño era ser profesor de instituto, Philip Maini (Irlanda del Norte, 1959), lidera desde 1992 el Centro Wolfson de Biología Matemática. Allí se dedica a crear modelos para comprender cosas tan aparentemente alejadas de las ciencias exactas como el desarrollo del cáncer o el crecimiento de un embrión. Esta semana está en Madrid para asistir a la 10ª Conferencia del Instituto Estadounidense de Ciencias Matemáticas en el ICMAT.
Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos, junto a un equipo portugués, han aplicado un novedoso método de control de sistemas caóticos a un modelo matemático del cáncer. Los resultados ayudan a evitar el crecimiento incontrolado de células tumorales y la desaparición de tejido sano.
María Wonenburger en 1969 en la Universidad de Pensilvania. / Paul Halmos-MAA