Investigadores de la Universidad de Jaén han fabricado en el laboratorio bloques compuestos de cenizas de la combustión de restos vegetales desechadas previamente por la industria. De esta forma, se consiguen materiales reciclados y respetuosos con el medio ambiente que además presentan una mayor porosidad y menor conductividad térmica que los tradicionales de arcilla.
Investigadores de la Universidad de Jaén y del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla han reutilizado los desechos de glicerina que se generan durante la producción de biodiésel para mejorar los compuestos cerámicos usados en la construcción. La adición de glicerina a la arcilla con la que se fabrican los ladrillos aporta propiedades aislantes, sobre todo térmicas, gracias a la porosidad que incorpora a esta material.
Los ladrillos salen de la máquina 'como churros' y luego se cortan. Imagen: C. Martinez et al./UJAEN.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, en colaboración con la Universidad de Cantabria, estudian la incorporación de residuos de la industria metalúrgica en ladrillos cerámicos.
Investigadores españoles y escoceses han añadido fibras de lana al material arcilloso con el que se fabrican los ladrillos y las han unido con alginato, un polímero natural que se extrae de las algas. El resultado son unos ladrillos más resistentes y ecológicos, según acaba de publicar la revista Construction and Building Materials.