Hace dos mil años, en la época romana, el mar Mediterráneo era un refugio para dos especies de ballenas que prácticamente han desaparecido del Atlántico Norte: la ballena de los vascos o franca y la ballena gris. Así lo indica un estudio, con participación española, que analiza los fósiles de los huesos hallados en el yacimiento de Baelo Claudia, cerca de la actual ciudad de Tarifa.
Las invasiones de los hunos liderados por Atila en el siglo V después de Cristo pudieron ser el desencadenante de la caída del Imperio romano en Occidente. Aunque los relatos romanos señalan que las incursiones bárbaras fueron violentas, el análisis de restos óseos enterrados en las frontera de aquel imperio demuestran lo contrario: agricultores romanos y pastores nómadas convivieron e intercambiaron sus estilos de vida.
La restauración de tres esculturas del siglo I, encontradas en el yacimiento de Torreparedones (Baena, Córdoba), ha permitido saber que dos de ellas representaban al emperador Augusto y a Calígula, en forma divinizada. La tercera podría ser de Livia, viuda de Augusto. Las tres estatuas sedentes estaban pintadas, según se deduce por los restos de pigmentos hallados en sus pliegues. Las dos masculinas, en tonalidades purpúreas, amarillas ocres y blancas; mientras la femenina era representada en tonos rojizos y azul egipcio.