En el Pirineo de Lleida se han descubierto los restos de seis animales abrasados dentro de un establo de hace 2.200 años. El ganado ha aparecido junto con algunos objetos de valor de los habitantes, como un pendiente de oro oculto en una olla. El incendio podría estar relacionado con la marcha del ejército cartaginés para luchar contra los romanos durante las guerras púnicas.
Datos procedentes de restos arqueológicos de Oriente Medio sugieren que las disputas a gran escala podrían haber coincidido con los primeros protoestados centralizados. Para saber más acerca de los conflictos de aquellas primeras sociedades, un estudio liderado por científicos de la Universidad de Barcelona analizó más de 3.500 esqueletos.
Un grupo de arqueólogos ha identificado la palabra "sorioneku" en una inscripción en una mano de bronce, datada en el primer tercio del siglo I a. C. y encontrada en un yacimiento de la Edad de Hierro.
La datación arqueomagnética y las evidencias arqueológicas en el complejo de San Jaume en Alcanar (Tarragona) sugieren que la Primera Edad de Hierro en el nordeste peninsular pudo comenzar en el siglo VIII a.C. y no cien años más tarde, como se pensaba hasta ahora, según una investigación liderada por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el Instituto de Geociencias (UCM-CSIC).
Un grupo de investigadoras del la Universidad del País Vasco ha rastreado las huellas genéticas de los habitantes extintos del poblado de La Hoya (Álava). El análisis de los linajes maternos no descarta la continuidad genética en los grupos humanos de la zona desde la Edad de Bronce hasta la actualidad.