No han tenido tiempo ni oportunidad de explicar su trabajo. Tampoco una gran presencia mediática. Sin embargo, se han enfrentado a grandes cargas y responsabilidades que están lejos de acabar. Hablamos con dos epidemiólogos, una investigadora, dos rastreadoras y un microbiólogo sobre sus meses más difíciles, cómo ven la crisis sanitaria desde dentro y qué esperan del futuro.
Estudios recientes muestran que la variante B.1.351 es capaz de resistir incluso el plasma de pacientes convalecientes y el suero de personas vacunadas. Otros trabajos en condiciones de laboratorio nos recuerdan que nuestro sistema de defensa es complejo y no se queda de brazos cruzados mientras el SARS-CoV-2 muta.
Se están mezclando cifras y conceptos que pueden confundir, pero el resumen es en realidad sencillo: vacunémonos cuanto antes con cualquiera de las vacunas aprobadas, porque las tres son seguras y eficaces. La experiencia acumulada tras más de 200 millones de dosis en el mundo es muy positiva.
El organismo europeo encargado de la aprobación de fármacos ha iniciado una ‘revisión continua’ de Sputnik V, la vacuna contra la covid-19 desarrollada por el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología Gamaleya de Rusia, ante los resultados de laboratorio y de los estudios clínicos efectuados.
La vacunación en España es voluntaria, aunque existen algunas situaciones excepcionales en las que se podría imponer de forma forzosa. Amós José García Rojas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, explica por qué es mejor no obligar a la sociedad a inmunizarse.
Un estudio revela que si quedan huecos entre la mascarilla y la cara su eficacia disminuye considerablemente, equiparando su capacidad de filtración a la de una mascarilla de tela básica. Aplicando algunos consejos y utilizando en ocasiones algún utensilio adicional es posible ajustar mejor la mascarilla al rostro.
Con la inmunización voluntaria se armoniza el respeto a las personas con el logro del bien común sin tener que recurrir a la obligatoriedad para preservar la salud de la población.
Murciélagos, civetas y dromedarios han estado implicados en diferentes epidemias de coronavirus. Conejos, pangolines y erizos podrían convertirse en huéspedes de nuevos virus a largo plazo, según un modelo de machine-learning que valora en qué mamíferos sería más probable que el SARS-CoV-2 se recombine con otros. Los autores señalan que no quieren crear alerta sobre esos animales, “ya que la recombinación podría no ocurrir en ellos”.
Investigadores de China y EE UU han analizado el impacto que han tenido las medidas de control de la pandemia en Nueva York. Los resultados confirman la importancia del distanciamiento para reducir los casos graves, pero muestran que el cierre de centros educativos contribuye poco si las personas mayores no están bien protegidas en los espacios públicos.