Mientras la comunidad científica busca una vacuna y un tratamiento efectivo, otros se aprovechan del miedo de los pacientes para lucrarse. Terapias fraudulentas con células madre, MMS o falsos remedios para fortalecer al sistema inmunitario conviven en un entorno donde abundan las desinformaciones.
Un equipo del Instituto de Biotecnología de Pekín y de la firma china Cansino Biologics ha anunciado resultados prometedores en la fase 1 de su vacuna con 108 adultos sanos, tras 28 días de ensayos. Según los autores, la nueva vacuna es segura, bien tolerada y capaz de generar anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en humanos. Los resultados finales serán evaluados en seis meses.
Un gran estudio observacional con más de 90.000 pacientes en 671 hospitales del mundo concluye que la cloroquina y la hidroxicloroquina, que el presidente estadounidense Donald Trump dice estar tomando para prevenir la COVID-19, no solo no mejora la condición de los enfermos, sino que causa problemas cardiacos y aumenta el riesgo de muerte. Los resultados se han publicado en la revista The Lancet.
La respuesta de nuestro sistema inmunitario al SARS-CoV-2 está llena de interrogantes. Un nuevo artículo muestra que los pacientes recuperados generan células de memoria, lo que da esperanzas para una vacuna. La sorpresa es que también las han encontrado en sangre de pacientes recogida antes de la pandemia. Su hipótesis, todavía preliminar, es que los resfriados por otros coronavirus podrían generar protección.
La carga del virus que causa la COVID-19 se puede inactivar en superficies y lugares cerrados si están a 56 ˚C durante 52 minutos, o bien 7 minutos y medio a 65 ˚C. Así lo recoge un estudio del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias, que propone la desinfección térmica como una alternativa a la química para esterilizar vehículos y otros medios de transporte.
Dos investigaciones independientes en primates aumentan las expectativas de que los humanos puedan desarrollar una reacción protectora ante el coronavirus. El tiempo analizado ha sido solo de 35 días, por lo que son necesarios más estudios a largo plazo.
Casi 1,7 millones de personas se han recuperado de la COVID-19 en todo el mundo, pero muchas sufren efectos secundarios de los que aún se conoce poco. El jefe de servicio de Neumología del Hospital Clínico Universitario de Valencia lidera un proyecto que pretende saber de forma precoz quiénes pueden presentar alteraciones funcionales respiratorias a corto y medio plazo.
El positivo en un test de anticuerpos podría no garantizar protección contra el coronavirus. El primer estudio realizado en España apunta que un 44 % de las personas que han sufrido la infección de manera leve o asintomática tienen un nivel de anticuerpos muy bajo y con poca capacidad neutralizante. Por ello, los autores subrayan la necesidad de mantener las medidas de precaución para evitar nuevas exposiciones.
Con la aparición del SARS-CoV-2, un grupo del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC ha iniciado un proyecto para aislar estos anticuerpos de dromedarios, llamados nanoanticuerpos al ser más pequeños y eficaces en el reconocimiento de la superficie de virus y bacterias. En los próximos tres meses esperan encontrar los primeros candidatos para bloquear la entrada del virus a las células y emplearlos para reducir la infección en pacientes con COVID-19.
Es pionero en el estudio de la relación entre dieta y envejecimiento. Al inicio de la pandemia, él y otros investigadores se ofrecieron a asesorar al Gobierno “para salir lo mejor posible de esta situación dando pasos basados en la ciencia”. Le preocupa en extremo que la población relaje demasiado las precauciones y vivamos una segunda ola durante el verano, “algo terrible para las personas mayores”.