La conservación del patrimonio natural en la península ibérica es uno de los retos a los que nos enfrentamos con el cambio climático antropogénico. Así lo muestra el director Arturo Menor en su último documental, Iberia, naturaleza infinita, que se estrena hoy en 60 salas de cine de toda España. El largometraje muestra la belleza de la fauna y la flora de este territorio, amenazadas por instalaciones eléctricas, cebos envenenados y los vertidos residuales en los ríos.
El invierno del hemisferio norte ha sido el segundo más cálido jamás registrado en Europa. Las autoridades climáticas advierten de que los últimos datos indican posibles subidas alarmantes del nivel del mar.
Un estudio en el que participan la NASA y el World Agroforestry con sede en Burkina Faso provee una amplia base de datos con nuevas mediciones sobre la cantidad de carbono que capturan tanto los bosques como los ejemplares individuales en una zona semiárida de África subsahariana.
Un estudio científico identifica la cuenca del Mediterráneo, Asia del Sur o las costas occidentales de Centroamérica y Norteamérica como las zonas con mayor riesgo de perder su capacidad para absorber CO2. En la región mediterránea, los cambios abruptos podrían convertir algunos bosques en matorrales.
Un potencial colapso del glaciar Thwaites provocaría un aumento de los niveles globales del mar en unos 65 centímetros. Dos estudios publicados en la revista Nature dan a conocer los patrones de deshielo según la topografía de la zona y describen cómo influyen las interacciones entre el hielo y el océano.
El equilibrio entre los proyectos de energía renovable y la conservación del paisaje es una de las cuestiones que se está planteando en la actualidad en España para lograr una transición ecológica justa. Ernest García, profesor emérito de la Universidad de Valencia, defiende que en un planeta con recursos limitados debemos adaptarnos social y económicamente si queremos "mitigar el golpe" de la crisis climática.
Una investigación dirigida por el Instituto de Salud Global de Barcelona, que recopila datos en 93 urbes europeas, pone de relieve que cubrir un 30 % de este espacio con vegetación podría reducir de forma considerable el número de fallecimientos durante la época estival.
El efecto del calentamiento global en la productividad de los bosques ha pasado de positivo a negativo en los últimos 25 años. El aumento de temperatura conlleva mayor estrés hídrico estival, según refleja el análisis del crecimiento de tres especies de pino durante ocho décadas liderado por la Universidad Complutense de Madrid.
Los gemelos digitales de nuestro planeta ayudarán a monitorizar, modelizar y predecir las actividades naturales y humanas, así como a crear y probar escenarios para un desarrollo más sostenible.