Muchas de las medidas políticas que se están tomando en términos de crisis climática se basan en recomendaciones de los científicos que llevan décadas alertando de las consecuencias del cambio climático. Pero ¿son escuchados realmente? La comunidad científica ha vivido esta Cumbre del Clima con cierta decepción y frustración, aunque no pierde la esperanza.
Los representantes de 196 países cerraron anoche un pacto en Glasgow que supone un progreso desigual hacia el objetivo de impedir que la temperatura del planeta suba más de 1,5 ºC a finales de siglo. Sin embargo, aumenta la presión para acelerar la ambición esta década y lograr la descarbornización de la economía.
Adoptar nuevos hábitos para combatir el cambio climático supone modificar cómo nos desplazamos, consumimos y nos alimentamos. No es fácil: en general, los europeos son reticentes. Además, las acciones individuales deben ir acompañadas de políticas climáticas para limitar el aumento de la temperatura media global a 1,5 ºC.
Los dos países más emisores de gases de efecto invernadero del mundo decidieron ayer durante las negociaciones que se están llevando a cabo durante la Cumbre del Clima de Glasgow reforzar sus acciones climáticas antes de 2030 para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.
El aumento de las temperaturas está provocando que algunos ecosistemas no puedan recuperarse nunca, ni siquiera logrando los objetivos a largo plazo de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso, los biólogos moleculares han alzado su voz en la Cumbre del Clima de Glasgow para mostrar que esta rama de las ciencias de la vida puede en un futuro aportar soluciones a la lucha climática.
Los satélites Sentinel-5P y GHGSat han descubierto que dos vertederos próximos a la ciudad de Madrid emitieron conjuntamente 8.800 kg de metano por hora este verano. Con este potente gas de efecto invernadero se podría producir energía para los hogares.
En esta Cumbre del Clima de Glasgow (COP26) la salud y su relación con la crisis climática han cobrado gran protagonismo. Jaime Martínez Urtaza, que estudia la evolución de los patógenos peligrosos para los humanos, explica que la urgencia por recuperar la actividad económica después de la covid-19 está frenando las medidas contra el calentamiento, cuyo impacto es mayor en personas vulnerables como niños y ancianos.
Las ciudades copan el protagonismo en la Cumbre del Clima de Glasgow. En ellas se encuentran algunos de los problemas, pero también parte de la solución. En España, los municipios de más de 50.000 habitantes deberán implementar antes de 2023 su propia Zona de Bajas Emisiones como parte de los esfuerzos contra el cambio climático.
Durante este fin de semana, los ciudadanos han tomado las calles de todo el mundo para alzar su voz y participar en las distintas marchas que han tenido lugar tras la primera semana de la Cumbre de Clima de Glasgow. Su objetivo: que los líderes mundiales se tomen en serio la crisis climática y acuerden medidas ambiciosas para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5ºC.