Al igual que peces y aves marinas, los halcones, busardos, águilas pescadoras y búhos, protagonistas del #Cienciaalobestia, también ingieren microplásticos. Científicos estadounidenses han encontrado 1.200 piezas de este material, sobre todo microfibras, en el sistema digestivo de 63 aves rapaces de nueve especies diferentes halladas muertas en Florida.
Las medidas de confinamiento puestas en marcha por gobiernos de todo el mundo han tenido un efecto global positivo: una reducción de 17 millones de toneladas de CO2 diarias respecto a las 100 que emitíamos el año pasado. Así lo recoge un estudio internacional publicado en la revista Nature Climate Change.
Entre el 14 de marzo y el 30 de abril, la calidad del aire de las ciudades españolas ha experimentado una mejora sin precedentes, debido a la drástica reducción del tráfico por el confinamiento. Así lo afirma la asociación Ecologistas en Acción en un informe realizado gracias 129 estaciones de medición de 26 ciudades.
La edad avanzada, ser varón y padecer patologías previas son factores asociados a una mayor mortalidad por coronavirus, pero podría haber otros, como la polución del aire. Vivir en zonas contaminadas parece hacer más vulnerables a sus habitantes, aunque las propias partículas nocivas también podrían llevar el virus.
Los microplásticos han aparecido en océanos, ríos y en el sistema digestivo de algunos animales del Ártico, pero nunca antes se habían observado en un ecosistema de agua dulce de esa zona del mundo. La mayoría de los compuestos encontrados en el lago eran fibras de poliéster.
El año pasado se alertó de una catastrófica disminución de insectos debido a la pérdida de hábitat, el cambio climático y la contaminación. Ahora, un nuevo estudio suaviza los términos y apunta que, aunque la población de las especies terrestres está mermando, la de las acuáticas parece estar incrementando.
Un equipo del CSIC ha constatado que las partículas ultrafinas, procedentes del tráfico en las ciudades, afectan al control de la presión arterial, uno de los factores de riesgo más importantes de las enfermedades cardiovasculares.
Un equipo internacional con participación española ha estudiado la mortalidad de más de 400 ciudades en 20 países durante tres décadas. Los resultados revelan que la exposición diaria a la contaminación por ozono está detrás del 0,2 % de las muertes. Según los investigadores, esta mortalidad podría reducirse con estándares de la calidad del aire más estrictos.
La congestión nasal, los estornudos y otras molestias típicas de la rinitis son más graves para los habitantes de regiones con niveles elevados de polución. A pesar de que se trata de una enfermedad no mortal, supone un desafío importante para la salud pública y está vinculada a un deterioro en la vida cotidiana de quienes la sufren.
Una investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona, llevada a cabo en casi una treintena de aldeas del sur de la India, ha encontrado una asociación entre la exposición a la polución del aire y una peor salud de los huesos.