El número de trasplantes pediátricos de órganos y tejidos ha aumentado de forma significativa en los últimos 20 años.
Tratar determinadas enfermedades cardíacas, oculares, tumores óseos o quemaduras de gravedad en niños a veces requiere no un órgano sino el trasplante de tejidos muy específicos (válvulas de pequeño tamaño córneas de donantes de semejante edad, fragmentos de huesos adecuados o piel más fina,) que se hoy se encuentran con dificultad en los bancos de tejidos. No debemos obviar, que en muchos casos estos tejidos tienen valor de vida. Actualmente la demanda de tejido pediátrico supera la capacidad de distribución de los bancos ya que están solo el 1,5% de los donantes de tejidos son donantes de edad pediátrica.