Muerto viviente, silencio atronador y monstruo hermoso. Son tres ejemplos de oxímoron, una combinación de dos palabras que al juntarse cambian su significado individual, y que además generan una intensa actividad en el área frontal izquierda del cerebro. Así lo refleja un estudio que investigadores del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) de San Sebastián publican en la revista NeuroImage. El trabajo demuestra científicamente cómo las figuras retóricas estimulan la actividad cerebral.
El ser humano entiende de modo inconsciente las palabras reflejadas en el espejo igual que las escritas de forma normal, al menos durante unos instantes. Investigadores del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje así lo demuestran en un estudio que, además, puede ayudar a comprender mejor el fenómeno de la dislexia.