Muchos brotes de enfermedades en el ganado se deben a la entrada de vectores infecciosos arrastrados por el viento de unos continentes a otros. Su detección temprana es uno de los principales objetivos para evitar graves consecuencias sanitarias y económicas. Un equipo de científicos ha logrado desarrollar una herramienta que permite, a partir de la información climatológica, monitorizar el riesgo de introducción en España de este tipo de insectos, procedentes en su mayoría del norte de África.
Una investigación internacional, en la que participan la Universidad de Granada y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, relaciona la desaparición de especies como la gacela común o el elefante africano con el crecimiento de los enfrentamientos armados en el Sáhara y el Sahel. Los científicos reclaman la integración del factor medioambiental en las estrategias de paz que pretenden terminar con los conflictos.
Las metas de desarrollo en salud y escolarización infantil no se están cumpliendo en el continente africano, pero hay regiones que están aún peor que otras. Con los datos del crecimiento y los logros educativos de niños y niñas en miles de aldeas, un equipo científico ha creado un atlas que detalla las desigualdades dentro de 51 países. Los resultados se publican en la revista Nature, donde Kofi Annan alerta de que los peor parados son las víctimas de guerras y desastres climáticos. La brecha de género también persiste.
A la hora de resolver los enigmas sobre el fin de los dinosaurios en la Tierra, África es una página en blanco. Existen muy pocos fósiles en este continente desde el Cretácico superior, hace entre 100 y 66 millones de años. Los científicos han desenterrado restos de Mansourasaurus shahinae, un nuevo dinosaurio en el Sahara que ayuda a llenar las lagunas sobre la existencia de estos reptiles al final de su reinado.
Un fragmento de mandíbula encontrado en Israel es el fósil humano más antiguo que se ha hallado fuera del continente africano. Los huesos, pertenecientes a un Homo sapiens que vivió hace entre 200.000 y 175.000 años, indican que nuestra especie salió de África y empezó a conquistar el resto del mundo mucho antes de lo que se pensaba. En su estudio han participado varios investigadores españoles.
Un estudio publicado en la revista Scientific Reports, basado en las muestras de más de doscientos hombres de África del Norte, Oriente Medio y la península Ibérica, arroja luz sobre los procesos históricos y demográficos ocurridos en el pasado en África del Norte, gracias al análisis de la variante E-M183 del cromosoma Y. Esta variante también se ha encontrado en momias guanches, señalando al norte de África como la región de origen más probable de los aborígenes canarios.
El origen de los primeros colonizadores canarios ha generado un gran número de mitos y especulaciones. Ahora, una investigación internacional, en la que ha participado la Universidad Complutense de Madrid, confirma el origen africano de estos primeros pobladores, conocidos comúnmente como guanches, a partir del análisis del genoma de hombres y mujeres de Gran Canaria y Tenerife, que vivieron varios siglos antes de la conquista europea del siglo XV.
El Madrid de hace 14 millones de años presentaba un paisaje muy diferente al de hoy. Una sabana casi desértica se extendía por el centro de la península en el Mioceno medio, con un clima tropical muy árido y hasta diez meses de sequía. Así lo revelan investigadores de la Universidad Complutense de Madrid que han comparado el tamaño de los restos de mamíferos hallados en el yacimiento paleontológico de Somosaguas con los que actualmente habitan África o Asia.
El hallazgo en Kenia de un cráneo muy completo de hace 13 millones de años revela cómo pudo ser el ancestro común de los monos y los seres humanos. El hallazgo, publicado en la revista Nature, describe una cría, de aspecto parecido a un gibón, a la que han denominado Alesi.
En el yacimiento de la Puerto de la Cadena en Murcia, un equipo de 20 paleontólogos ha identificado la presencia más reciente de cocodrilos en la península ibérica, lo que apunta a que la temperatura era mayor en el Plioceno temprano. La presencia de jiráfidos o macacos confirma que la fauna africana permaneció en Europa al menos hasta hace 4,9 millones de años.