Científicas del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares han comprobado en ratones recién nacidos que el ácido gamma linolénico (GLA), aportado por la leche materna, impulsa la maduración metabólica cardiaca. Aunque se desconoce si en humanos ocurre lo mismo, los resultados podrían tener implicaciones terapéuticas en algunas patologías cardiovasculares.