Significa "¡Vamos!" en ruso y es lo que dijo el 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin segundos antes de convertirse en la primera persona que orbitaba el planeta. El autor, portavoz de la Agencia Espacial Europea (ESA) en España, rinde tributo al legado de Gagarin y al papel de Rusia en el pasado y el presente de la cosmonáutica.
Para los que trabajamos en el sector espacial, hay tres fechas emblemáticas que todos recordamos: la puesta en órbita del primer satélite artificial, el Sputnik, el 4 de octubre de 1957; el primer paseo lunar, el 20 de julio de 1969 y, sin duda alguna, el 12 de abril de 1961, el día en que por primera vez un ser humano, el Mayor Yuri Alekséyevich Gagarin, ciudadano de la URSS, estuvo en órbita alrededor de nuestro planeta.
“Poyekali!”, que podríamos traducir por “¡Vamos!”, fue la primera palabra que pronunció Yuri Gagarin al despegar ese hoy histórico 12 de abril de 1961, a las 9:07 de la mañana, hora de Moscú. Ese ‘¡Vamos!’ de Gagarin es el grito de ánimo de quien, sabiéndose consciente de afrontar un peligro, tiene consigo la determinación del éxito y la convicción de pasar a la historia.
Ese primer vuelo, de 1 hora y 48 minutos –una sola órbita a la Tierra–, tuvo, sin duda, una significación extraordinaria desde un punto de vista técnico, social, cultural y político. Yuri Gagarin fue el primer hombre que se expuso a condiciones de microgravedad; que vio la Tierra desde el espacio, como una entidad única; que sobrevivió a esa experiencia y que pudo explicarlo y compartirlo con nosotros. No es fácil imaginar lo que debió sentir Gagarin al ver el planeta desde esa perspectiva, por primera vez, sin contar con fotos que hicieran previsible su visión. “Veo la Tierra. ¡Es tan hermosa!" dijo Yuri al control.
La foto de Yuri, en las estaciones espaciales
Esos sentimientos de belleza y de fragilidad son compartidos prácticamente por todos los cosmonautas que han estado en órbita, más de 500. Nuestros astronautas hablan con veneración de Gagarin, de su valentía, de su personalidad, de cómo les ha inspirado. Su imagen sigue viva en la mayoría de las actividades espaciales actuales, en la Estación Espacial Internacional, en la MARS 500 y en los centros de entrenamiento de astronautas. En cada uno de los lanzamientos de las naves Soyuz desde Baikonur, astronautas de todo el mundo rinden tributo a Gagarin con rituales en recuerdo del Mayor, el pionero, el primer de ellos. Recientemente, en una publicación de la ESA, Pedro Duque escribía: “Los astronautas admiramos a Gagarin y su foto se pone en nuestras estaciones espaciales, no solo porque voló el primero, sino también porque conocemos un poco cómo fue su vida". Yuri tenía solo 27 años cuando voló y en pocas horas dejó de ser un desconocido para convertirse en el hombre más famoso de la tierra, aclamado en todas partes y con una presión mediática difícil de concebir.
La hazaña de Yuri pasó, rápidamente, de ser un triunfo de la Unión Soviética a ser un logro de toda la humanidad. Nuestro Director en Agencia Espacial Europea, Jean Jacques Dordain, comentaba en este sentido que “la gesta de Yuri Gagarin pertenece a la historia de la humanidad y a la historia del mundo de la cosmonáutica". Ese 12 de abril de 1961, el espacio pasó de ser un reto nacional a ser una conquista humana.
Hoy la ESA tiene oficina en Moscú
Muchas cosas han pasado en el sector espacial desde entonces y, de alguna forma, todo ello es parte del legado de Gagarin y de su inspirador vuelo. Hoy el espacio forma parte necesaria de nuestra vida: los satélites meteorológicos, el GPS, la televisión por satélite, las comunicaciones móviles, la continua observación de nuestro planeta y del cambio climático. Las naves espaciales han estado prácticamente en todo el sistema solar y orbitan en estos momentos Marte, Venus, Mercurio y Saturno; observan el Sol, los cometas y asteroides, y estudian en detalle nuestro universo en todas las longitudes de onda. Hoy hemos pasado de los 108 minutos en órbita de Gagarin a tener una estación espacial permanente de más de 450 toneladas de masa. Quién podría pensar en 1961, en plena Guerra Fría, que 50 años después americanos, rusos, europeos, japoneses y canadienses estarían trabajando juntos en una estación espacial en común, compartiendo naves de acceso, cargueros espaciales y módulos de experimentación, con centros de control interconectados y programas científicos y tecnológicos comunes.
Hoy la Agencia Espacial Europea tiene una oficina permanente en Moscú. Nuestros astronautas realizan una parte importante de su entrenamiento en Rusia y vuelan frecuentemente con las naves Soyuz. Las naves de carga de la ESA se acoplan a la Estación Espacial Internacional en el módulo ruso Svezda y a partir de este año, y en cooperación con Rusia, vamos a lanzar los cohetes Soyuz desde el puerto espacial Europeo de la ESA en Kourou (Guayana Francesa). Científicos europeos y rusos colaboran en proyectos como el MARS 500, ahora en activo y que simula el asilamiento, durante 520 días, de una tripulación en un hipotético viaje a Marte. Muchos son nuestros satélites de observación de la Tierra y los científicos que han sido lanzados por cohetes rusos. La cooperación con Rusia en el sector espacial es hoy un hecho de gran importancia estratégica para Europa. De alguna manera, todo esto es parte del legado de Yuri Gagarin.
Javier Ventura-Traveset es jefe de Comunicación y Educación y portavoz de la Agencia Espacial Europea (ESA) en España. Es doctor ingeniero de Telecomunicaciones.