Un estudio realizado por la Universidad de Tilburgo (Países Bajos) revela que un entorno desordenado y sucio puede hacer que las personas clasifiquen en su mente de forma rápida conceptos y, en consecuencia, sean más proclives a crear estereotipos y discriminar a los demás.
El estudio, que publica la versión on-line de la revista Science, sugiere que los ambientes desordenados provocan que la gente clasifique conceptos “a toda prisa” en su mente, lo que suele conducir a la creación de estereotipos. Diederik Stapel y Siegwart Lindenberg, investigadores de la Universidad de Tilburgo y autores principales del estudio, han demostrado este efecto con dos experimentos de campo y tres estudios de laboratorio.
Los investigadores pidieron a cuarenta viajeros durante una huelga de limpieza en una estación de tren que, mientras la basura estaba esparcida por el suelo, se sentasen en cualquier lugar de una fila de asientos y completasen una encuesta sobre estereotipos. “El primer asiento de la fila estaba ocupado por una persona de otra raza”, explica la investigación.
Los científicos repitieron este "ejercicio" al día siguiente, una vez que se había limpiado la estación de tren, y averiguaron que los viajeros optaban por sentarse más lejos de la persona del primer asiento cuando la estación estaba desordenada que cuando estaba limpia.
Después de esta observación, Stapel y Lindenberg salieron a la calle y sondearon a cuarenta y siete transeúntes acerca de sus estereotipos. “Durante la primera ronda de estas entrevistas, se retiraron baldosas de la acera, se aparcó un coche en la acera y se dejó una bicicleta en la calle. El segundo día se limpió la calle para que estuviera limpia y ordenada”, apunta el estudio.
Stapel y Lindenberg averiguaron que los transeúntes discriminaban más a los demás y decidían donar menos a un fondo de “dinero para minorías” cuando se les entrevistaba en una calle sucia que cuando la entrevista era en una vía más limpia.
Al laboratorio para confirmar los resultados
Por último, los investigadores realizaron una serie de experimentos de laboratorio para confirmar estos resultados. Para ello, mostraron a un grupo de voluntarios imágenes, símbolos y palabras con los que pretendían evocan sentimientos de orden, desorden o neutralidad.
También se encuestó a estos voluntarios para evaluar las necesidades individuales de estructura en sus vidas y se evaluaron los estereotipos de los voluntarios con la misma encuesta utilizada en los experimentos de campo.
“El mensaje a los responsables políticos es claro: evitar que los barrios caigan en el desorden -así como invertir en la reparación y renovación- podría ayudar a combatir los estereotipos y la discriminación en la sociedad”, apunta el trabajo.
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Referencia bibliográfica:
D. A. Stapel y S. Lindenberg, S. Lindenberg, “Coping with chaos: how disordered contexts promote stereotyping and discrimination” Science Express: 332 251-253 , 8 de abril 2011. DOI: 10.1126/science.120106.
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