Un cribado computacional realizado por investigadores de la Universidad Rovira i Virgili entre más de 6.000 fármacos ha dado con siete que pueden inhibir la proteasa principal del coronavirus, esencial para su replicación. Dos antiinflamatorios de uso humano y veterinario, el celecoxib y el carprofen, ya se han probado in vitro como punto de partida para diseñar derivados más eficaces contra la COVID-19.
Investigadores de la Universidad de Alcalá han desarrollado una metodología para estimar y cartografiar los desechos de cigarrillos en las calles de Madrid. Los resultados señalan que el 73 % de los espacios públicos de la ciudad albergan estos residuos. También identificaron diferencias entre barrios.
Científicos españoles y británicos han logrado inyectar diminutos sensores, más finos que un coronavirus y con una forma que recuerda a los paneles solares de la estación espacial internacional, dentro de óvulos vivos. La manera en que se doblan estos chips permite medir las fuerzas que se generan desde que entra el espermatozoide hasta que el embrión se divide en dos células.
Un proyecto del CSIC estudia los microtúbulos, una estructura intracelular que podría ayudar a impedir el transporte del virus y a prevenir la hiperactivación del sistema inmunológico que desencadena la ‘tormenta de citoquinas’ durante el agravamiento de la Covid-19.
Un estudio internacional, con participación española, describe una nueva forma de trasladar fármacos al cerebro, uno de los grandes desafíos de la ciencia farmacéutica actual. Este hallazgo podría ayudar a diseñar nuevos tratamientos para enfermedades neurológicas como el párkinson o el alzhéimer.