Las hormigas tienen mal sabor y pueden atacar al depredador, por eso no suelen estar en su menú. Muchos insectos y arácnidos intentan parecerse a ellas para evitar ser comidos, como es el caso de Synemosyna formica. Esta araña saltarina imita tan bien a las hormigas que tiene que arriesgar su tapadera para que sus potenciales parejas reconozcan su verdadera identidad. Son protagonistas del #Cienciaalobestia.