Los pulpos poseen una piel elástica que cambia de color en cuestión de segundos y les permite mimetizarse con el espacio y comunicarse entre ellos. Un equipo internacional de investigadores ha creado una epidermis artificial que se asemeja a la de estos cefalópodos, con el objetivo de que los robots del futuro tengan mecanismos para interactuar con el entorno.
Para mostrar su funcionamiento, los investigadores crearon un robot de tres cámaras a partir de este material, con capas de la nueva piel en la parte superior y capas inflables por debajo que permitieran el movimiento. A medida que las cámaras se expandían de forma lineal, el robot se desplazaba hacia adelante con un movimiento de gusano.