Cada año, al final del verano, se repite un fenómeno peculiar en el río Qiantang, en el este de China. Se trata de una ola que puede alcanzar hasta 3 metros de altura y que acaba desapareciendo en las orillas del cauce. El río es tan grande que parece el mar, pero no lo es. Y he aquí lo extraño. El fenómeno coincide con la luna llena y evoca leyendas ancestrales en los turistas y vecinos que se reúnen para admirarlo.