Los enjambres de microrrobots con autonomía para organizarse han dejado de ser terreno exclusivo de la ciencia ficción. Un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard ha desarrollado precisamente eso: mil pequeños robots capaces de adoptar complejas formas bidimensionales sin ningún tipo de ayuda humana.
Michael Rubenstein y sus colegas han sido capaces de programar 1.024 robots sencillos –conocidos como kilobots– para autoensamblarse en formas varias, como estrellas o letras del alfabeto. Los kilobots, que han sido diseñados para imitar el comportamiento de insectos como abejas u hormigas, utilizan motores de vibración para deslizarse y luces infrarrojas para comunicarse con sus compañeros.
La investigación aparece en la edición del 15 de agosto de 2014 de la revista Science.