Cada año el mismo ritual. Llega el calor, el sol, las ganas de ir bien bronceado y, en algunos casos, las primeras quemaduras. Dolores y picores que olvidamos de un año para otro. Pero no la piel, que tiene memoria y almacena las radiaciones ultravioleta que acumulamos a lo largo de nuestra vida. Si no nos hemos protegido correctamente, pueden transformarse en células cancerígenas.
Una buena forma de prevenir el cáncer de piel es la crema protectora, pero no es 100% fiable. Según Cristina Villanueva, cirujana plástica del instituto Tapia de Barcelona, "no hay ningún filtro que proteja totalmente, lo máximo que protege es en un 98%, y para que funcione hay que ir aplicándose cada dos horas".
Exponerse al sol es un riesgo. El cáncer de piel es cinco veces más común que el de mama o próstata. Y según un estudio, una de cada cinco personas en edad madura padecen alguna enfermedad cutánea. Para evitarlas, mucha protección, mínima exposición, y acudir regularmente a revisiones.