Copulan sólo durante dos meses al año, pero cuando lo hacen, se entregan a ello con frenesí. El programa de Cría en Cautividad del Lince Ibérico, con cerca de cinco años de experiencia, ha permitido descubrir numerosos aspectos biológicos, morfológicos y etológicos de estos emblemáticos felinos en grave peligro de extinción.
Espiarlos día y noche los 365 días del año con las cámaras remotas desde la sala de control del Centro de Cría, en el Acebuche, dentro del Parque Nacional de Doñana, proporciona una valiosa información científica sorprendente, hasta ahora desconocida.
Así, se ha sabido que las concentraciones de estrógenos y hormonas en los linces en cautividad son 35 veces más elevadas que las de cualquier otra especie de felino. ¿Por qué? El tiempo y la observación traerán la respuesta, aunque quizá el instinto reproductivo ante la mínima población que queda sea la respuesta.
Tanto hormona y estrógeno en los linces activa la sexualidad a límites orgiásticos: durante los seis o siete días que entran en celo la hembras, permiten ser montadas por un macho hasta 80 veces en sólo un par de días. La cifra es la más alta del estudio; la media de cópulas es de 28 veces en esas horas. Como la mitad del tiempo están durmiendo, tocan a una cada hora.