Lo primero que hacen es un clonado de los objetos que llegan al laboratorio. En el último año, los once agentes que dan vida a la Sección de Informática forense de la Policía Nacional han realizado más de 4.000 autopsias. En su caso no buscan ADN porque el cuerpo del delito es digital o electrónico: tarjetas, ordenadores, cámaras digitales. La evolución de los teléfonos móviles es un claro ejemplo. La velocidad tecnológica supone un gran desafío para la Informática forense. Mayor aún que desencriptar y recuperar los archivos eliminados por los delincuentes tecnológicos. El trabajo que realizan fue vital para desarticular una de las mayores redes de pornografía infantil en España. En la Operación Enea 157 personas fueron detenidas en 16 comunidades autónomas con ayuda de las pistas informáticas.