El concepto de microcrédito como préstamo de pequeñas cantidades de dinero, que posibilita que personas sin recursos puedan desarrollar proyectos laborales por su cuenta, fue ya puesto en marcha por algunas mujeres en la Roma Antigua. El estudio realizado por la profesora de Derecho Romano de la Universitat Jaume I Carmen Lázaro pone de manifiesto cómo las mujeres conseguían burlar las normas jurídicas que las excluían de las actividades que tuvieran que ver con la banca y el cambio gracias a contratos de préstamo de pequeñas cantidades de dinero realizados por y entre mujeres y garantizados con contratos de prenda en los que se entregaban en garantía objetos personales de poco valor.