Una decena de pulpos de la bahía de Jervis, a 200 kilómetros al sur de Sídney, viven en comunidad, lo que contradice la reputación de antisociales de esos cefalópodos, según un estudio publicado en la revista Current Biology. Un grupo de investigadores internacionales observó cómo ese grupo de pulpos utilizan su cambio de color para resolver disputas. Previamente se creía que los pulpos eran criaturas solitarias cuya habilidad de cambiar de color supone un mecanismo para esconderse de depredadores como tiburones y focas.
No obstante, las imágenes submarinas captadas durante 52 horas de los pulpos en Jervis dan un nuevo giro al entendimiento del comportamiento de esos cefalópodos. Para los biólogos, estos pulpos viven en comunidad por la abundancia de comida y el lugar que los protege de los depredadores, no porque se gusten entre sí o busquen la proximidad de sus compañeros.
Estos pulpos "empujan a otros animales cercanos, se golpean entre ellos y a veces se enganchan en intensas peleas", comentó Godfrey-Smith, investigador de la Universidad de Sídney y académico de la Universidad de Nueva York, que participa en el estudio.